Lo que he construido hasta ahora
Parece que fue ayer cuando comencé con mi negocio
Un pequeño local ubicado en el centro de la ciudad pero que para mi, representaba la materialización de un sueño.
El logro de un objetivo que quise alcanzar desde muy joven.
Hace años me propuse ser un empresario del rubro gastronómico y escogí ese sector porque me encanta cocinar y preparar platos nuevos.
Combinar los sabores, olores, texturas de los alimentos era lo que en realidad me apasionaba.
Y siempre que podía, cocinaba en casa para mi esposa y mis dos hijos y les pedía que votaran por la comida que más les había gustado…
A veces, les pedía que invitaran a sus amigos del colegio para que fueran los “jueces” de mi festival de platos (a lo Master Chef jajajaja).
Sin embargo, para reunir el capital necesario para poder “echar a andar mi proyecto”, tuve que trabajar en otras áreas, las que (debo reconocerlo) no me agradaban mucho…
Pero que me sirvieron para:
- definir mejor mi plan
- organizar mis acciones venideras
- ejecutar de manera más sólida mis pasos a seguir para alcanzar mi objetivo
Luego de pasado un tiempo y de haber reunido el dinero para empezar con mi negocio, finalmente lo abrí al público…
Todos los días eran un verdadero RETO, porque debía producir y vender.
Pero al mismo tiempo, tenía que ocuparme de otros temas como:
- la contabilidad
- los insumos que necesitaba
- los clientes
- los proveedores
En fin… tenía que atender TODO…
Pronto me dí cuenta que debía trabajar muy duro para poder mantenerme a flote y ni hablar de las ganancias (que aún no aparecían en mis facturaciones).
Así que tuve que reorganizar mis prioridades para poder seguir avanzando en mi negocio y evitar que se fuera a la quiebra.
Durante mucho tiempo estuve surfeando esta situación hasta que un día, mi negocio empezó a crecer y dar sus primeros frutos…
¡Qué emoción sentí al ver que mi sueño estaba creciendo y transformándose!
Y empecé a despegar…
Mi negocio comenzó a expandirse y crecer…
Por lo que debimos abrir otras 3 sucursales en la ciudad…
Empezaba a ser reconocido como un excelente chef (aunque no tenía estudios al respecto).
Mi marca empezó a ser vista por la gente como algo único, como un lugar donde las personas podían ir, degustar buenos platos y pasar un buen rato compartiendo con la familia, con amigos, con compañeros de trabajo, etc.
Y ver a todas esas personas comiendo, disfrutando y compartiendo en mi negocio me llenaba de inspiración, emoción, satisfacción porque estaba alcanzando mis metas, estaba creciendo como empresario.
Sin embargo, los cambios traen consigo nuevos desafíos y uno de ellos fue el de buscar una empresa que se adaptará a mi ritmo de trabajo, a mis necesidades, a lo que mi negocio representaba para las demás personas.
Y a pesar de que existen muchas empresas en el mercado, no me sentía con la seguridad y confianza para solicitar sus servicios…
Hasta que un día, en una publicidad que estaba en la pantalla del computador de uno de mis hijos (mientras jugaba en línea) ví el nombre de la empresa que llamó mi atención…
Los contacté y al día siguiente, un caballero de esa empresa fue a verme a mi negocio.
Hablamos durante un largo tiempo y luego de eso, me sentí tan a gusto con el trato, buena disposición a resolver mi problema y amabilidad de esta persona, que me decidí a contratar sus servicios.
Desde entonces hemos trabajado juntos en mejorar las entregas a mis clientes, optimizar mis recursos y hacer más efectivo mi tiempo y dinero para poder enfocarme en lo que realmente me apasiona:
¿Sabes cuál era la empresa que contraté ?
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